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JART Domínguez

Desde una niñez de vivaz creatividad conquistó, con su natural oposición, el reino de la idea de “orden único”, y desde sus primeros trabajos supo extraer mediante cierta alquimia personal, lo esencial de aquellos entes, humanos o no humanos, en los que posaba su mirada.

Hay una luz inocente y cruel, fundamental y relativa en su propuesta conceptual, en sus retratos perversos y misteriosamente vivos. La sangre negra que es la tinta más oscura, empapa y anima al sudario que invoca violentamente las formas del universo JARTiano.

JART emplea casi siempre los fondos blancos, inmaculados, límbicos, y la tinta negra, instaurando un alto contraste que posibilita su universo fervoroso, representa los seres en dramática transición, nacimiento y decadencia, extinción y florecimiento simultáneos, sus largas y rabiosas raíces se sujetan a la tensión y al éxtasis, a la santidad y a la transgresión.

JART Domínguez es el testigo de la voluptuosa musa cotidiana que camina y se contonea por doquier, la que pisa el charco del callejón sin salida, la que hace el amor con los expulsados por la decencia y el decoro, la que se acuesta desnuda, impúdica y lasciva en el papel – ese lienzo que es intensamente puro- para ser descubierta por la codicia humana más antigua: la contemplación.

Antropólogo Juan Carlos Cruz Elorza